Cuando termina el verano, la mayoría de la gente deja de lado sus vacaciones en la playa. Sin embargo, el Egeo ofrece una belleza diferente en otoño. El sol sigue calentando, el mar sigue invitando, pero las multitudes han disminuido, las calles se han calmado y la naturaleza ha recuperado su ritmo natural. Nadar en las islas griegas en septiembre y octubre significa vivir los mejores momentos del verano en un ambiente más sereno.
En este artículo, exploraremos cinco islas griegas, cada una distinguida por su proximidad a Turquía y sus aguas cálidas y cristalinas en otoño. Cada una tiene un carácter distintivo: algunas susurran historia con sus calles adoquinadas, otras cautivan con sus bahías turquesas y otras atraen a los visitantes con su tranquilidad.
1. Kos (Istanköy): Historia y mar, uno al lado del otro
Ubicada frente a Bodrum, Kos es una isla conocida por su belleza histórica y natural. Antaño uno de los destinos veraniegos más concurridos, Kos se tranquiliza a partir de mediados de septiembre. Las playas de Tigaki, Marmari y Agios Stefanos, libres de las multitudes estivales, son más tranquilas y auténticas.
- La playa de Tigaki ofrece una superficie cristalina, especialmente en las horas de la mañana, con sus kilómetros de arena blanca y mar poco profundo.
- Visitar la antigua ciudad de Asklepion y luego nadar en Tigaki son como dos caras diferentes del mismo día.
- Se tarda 30 minutos en ferry desde Bodrum. Incluso es posible salir por la mañana y regresar por la tarde.
Nadar en Kos no es sólo una actividad de vacaciones; es una experiencia entrelazada con la historia, a la sombra de rocas antiguas.
2. Samos: Nadando al ritmo de la naturaleza
Accesible en ferry desde Kuşadası y Seferihisar, Samos es la exuberante vegetación del Egeo. Con sus pueblos de montaña, viñedos y rutas de senderismo, es un destino ideal para los amantes de la naturaleza. Pero lo mejor de todo son las bahías que te esperan al final de este paraíso natural.
- La playa de Potami, combinada con la cascada y el bosque detrás de ella, se convierte en un templo de la naturaleza.
- La playa de Livadaki es pequeña pero clara; por la mañana parece un reflejo en la superficie del mar.
- Caminar desde el pueblo de Manolates hasta la playa es uno de los pasajes más hermosos que la isla tiene para ofrecer.
Nadar en Samos es como seguir el ritmo de la naturaleza: tranquilo, profundo y rejuvenecedor.
3. Quíos: Laurel con aroma a lentisco
A solo 30-40 minutos en ferry desde Çeşme, la isla de Quíos es conocida por sus lentiscos y sus calas. En septiembre, el mar aún está cálido, pero las playas se han calmado.
- La playa de Mavra Volia impresiona visualmente con sus rocas volcánicas negras. El mar es profundo pero cristalino.
- Las playas de Komi y Lithi son menos profundas y aptas para familias, especialmente tranquilas por la mañana.
- Visitar los pueblos de lentisco y luego nadar en la playa de Komi ofrece una experiencia que combina cultura y naturaleza.
Nadar en el mar en Quíos no es sólo refrescarse; es respirar el espíritu de la isla junto con el viento con aroma a lentisco.
4. Rodas: De la Edad Media a las bahías
Accesible en ferry desde Marmaris y Fethiye, Rodas es una de las islas más grandes del Egeo. Siendo uno de los destinos veraniegos más concurridos, la isla respira un respiro en septiembre. Las calles se tranquilizan, las playas están vacías, pero el mar se mantiene cálido.
- La bahía de Anthony Quinn es una cala escondida entre los acantilados. El agua es cristalina y los colores son espectaculares.
- Las playas de Tsambika y Agathi, con sus arenas doradas y mares poco profundos, son ideales especialmente para familias con niños.
- Pasear por las calles de piedra del Casco Antiguo y luego nadar en una bahía es como un pasaje entre tiempos.
Nadar en Rodas es como participar en un escenario donde la historia y la naturaleza se entrelazan.
5. Leros: Azul en silencio
A sólo un corto viaje en ferry desde Kos, Leros se siente casi como una isla privada en otoño: sin multitudes, sin ruido, solo mar y silencio.
- La playa de Alinda, con su extensa costa y mar tranquilo, es ideal para nadar por la mañana.
- Las playas de Vromolithos y Panteli destacan con sus bahías pequeñas pero claras.
- Una breve siesta en la playa después de almorzar en una taberna de pescado en Panteli es perfecta para el espíritu otoñal.
Nadar en el mar en Leros significa desconectarse del mundo exterior y quedarse únicamente con el sonido del agua.
Consejos prácticos para nadar en otoño
- La temperatura del mar ronda los 24-26 °C a mediados de septiembre y los 22-24 °C a principios de octubre.
- A medida que las brisas disminuyen, comienzan a soplar los vientos del norte. Por eso es tan importante elegir una bahía.
- Los servicios de ferry pueden verse reducidos al final de la temporada, por lo que es importante consultarlo con antelación.
- No olvides llevar un chal fino, zapatos cómodos para caminar y una chaqueta ligera para las noches frescas.
El final del verano no tiene por qué significar un descanso del mar. Algunas islas del Egeo se embellecen aún más en otoño. Una vez que las multitudes se retiran, lo que permanece es el auténtico sonido de las islas: el eco de los pasos en las calles empedradas, las ramas de olivo meciéndose con el viento, el romper de las olas en una playa desierta. Si buscas una escapada esta temporada, estas cinco islas te esperan.