Oposición
En la Ciudad de los Ángeles, los grandes centros comerciales conviven con casas de pueblo de 200 años de antigüedad. Los templos budistas con cúpulas doradas comparten espacio con lugares iluminados por luces de neón baratas. En esta ciudad, puedes evitar el lento tráfico del río con botes de cola larga. Los restaurantes en los rascacielos miran a los vendedores ambulantes que bordean las calles. Así, a medida que Bangkok avanza hacia el futuro, estos contrastes nunca dejan de proporcionar a la ciudad su impulso tailandés único y siempre cambiante.

Lleno de comida
Si no has comido en las calles de Bangkok con el sudor mezclándose con los fideos en medio de los gases de escape, significa que no has comido auténtica comida tailandesa. Puede ser una mezcla intensa: los sabores más básicos (picantes, ácidos, dulces y salados) pueden no ser la carne y las patatas que espera. Pero para los amantes de la comida aventureros que no necesitan manteles blancos, no hay mejor destino en el mundo para cenar que aquí. Además, la cocina local e internacional de Tailandia, que emigró a la capital, ofrece experiencias verdaderamente contrastantes.
Explorando la ciudad
La mayor parte de la vida cotidiana en esta ciudad se desarrolla en las calles. Bangkok también ofrece más recompensas a sus exploradores que cualquier otra ciudad del mundo. Largo recorrido en barco para visitar un mercado escondido. Un paseo por Banglamphu puede dar lugar a una conversación con un monje. Si te pierdes en Chinatown, es posible que te encuentres con una representación de ópera china en vivo. Después del anochecer, deja que BTS (Skytrain) te acompañe a Sukhumvit. Aquí, la vida nocturna local crea una ciudad sofisticada y dinámica.
Amistades divertidas
La barrera del idioma puede parecer enorme, pero esto nunca ha impedido que nadie se comunique con los tailandeses. Los fundamentos culturales de la capital son el aspecto más admirado de sus habitantes y prueba de su sentido de sà·nùk (diversión). Todo lo que valga la pena hacer en Bangkok tiene que tener un elemento de “sà·nùk”. Pedir comida, cambiar moneda y regatear debería implicar generalmente una sensación de alegría, una sensación de coqueteo y siempre una sonrisa. Es un idioma que no requiere palabras y es muy fácil de aprender.